La inmersión cognitiva es una de las técnicas más útiles que se pueden emplear en el Design Thinking en la primera fase de generar empatía.
Su importancia radica en que nos permite vivir las mismas situaciones del usuario para poder comprenderlo mejor.
Cuando nos ubicamos en el mundo del usuario, estableceremos las relaciones con otros stakeholders de la cadena de valor y extraeremos información relevante como:
¿Qué emociones y pensamientos experimenta y cuáles son sus reacciones inconscientes ante productos?